15 julio, 2013

COLOMBIA, UN PAÍS CHUZADO

Dicen que recordar es vivir, y que quien no conoce la historia, corre el riesgo de repetirla.
Por eso les dejo acá una columna publicada en El Tiempo, el 8 de Octubre de 1995, cuando nos encontrábamos bajo el siniestro gobierno de Ernesto Samper

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Es factible que su jefe conozca todos los detalles de su última conversación telefónica. El nombre de su interlocutor, la hora de la llamada y hasta el lugar de donde provino. Posiblemente no es la primera vez que espían sus llamadas y seguramente usted no es el único que está siendo escuchado actualmente en Colombia. 

 

Es tan común esta práctica que llamadas privadas de ministros del despacho, congresistas, precandidatos, periodistas, industriales, narcotraficantes y hasta monitas retrecheras , son intervenidas sin dificultad.

Una sola empresa privada de seguridad ha detectado que el 83 por ciento de las empresas para las que ha trabajado han sido víctimas del espionaje industrial.

Esto mismo puede estar ocurriendo con su beeper, con su fax y hasta con el reservado número de su celular, sin importar que usted esté en Lorica Córdoba o su interlocutor esté en una infranqueable oficina del Pentágono en Washington.

Tan solo se tiene que comprar, en un almacén de aditamentos electrónicos, una grabadora y un pequeño aparato conocido comúnmente como el watergate o actuador telefónico, a través de cual se puede interceptar fielmente cualquier comunicación, o adquirir una sofisticada pistola láser que permite realizar la misma operación sin acudir a complicados cables.

Estos almacenes, en Colombia ya hay varios, ofrecen todo tipo de aparatos para escuchar conversaciones ajenas, espiar a la pareja o al gobierno enemigo en catálogos muy claros.

Y aunque parezca un asunto trivial y hasta anecdótico, el espionaje telefónico se ha convertido en un arma de doble filo dentro de la grave crisis por la que atraviesa Colombia.

A los llamados narcocasetes les siguieron las conversaciones del presidente Ernesto Samper con Elizabeth Sarria, la supuesta grabación de un diálogo de Heyne Mogollón, el investigador de Samper en la Comisión de Acusaciones de la Cámara, con el gerente de su banco, y esta semana terminó con las líneas telefónicas de los ministros de Justicia, Néstor Humberto Martínez, y de Defensa, Juan Carlos Esguerra.

Ya antes, una grabación le había costado el puesto al entonces procurador delegado para la defensa judicial, Guillermo Villa Alzate.

El reciente caso de las grabaciones que Ramiro Lucio presentó ante el Congreso de la República con las cuales pretende demostrar una conspiración contra el gobierno colombiano, orquestada por la DEA, ponen nuevamente sobre el tapete un tema que inquieta y ronda las altas esferas del Estado, y que está considerado como una flagrante violación a la Ley. (Ver entrevista) A pesar de estar tipificado como un delito, existen variadas fórmulas para interceptar comunicaciones, y además, existen técnicos que prestan el servicio y métodos sofisticados, que permiten que la comisión del ilícito se escape de todo tipo de control, incluido el estatal. (Ver recuadro).

Acupuntura telefónica Esta práctica jurídicamente se llama violación a la intimidad, pero pinchada es el término con el cual se le conoce comúnmente dentro de los estamentos oficiales que tienen autorización para hacerlo DAS, Policía, Ejército y Fiscalía.

Para pinchar una línea existen métodos que dependen básicamente de la tecnología con la que se cuente y de la fidelidad que se necesite.

Por ejemplo, si se quiere especular con las cintas de la DEA obtenidas por Lucio, es muy posible que el espía haya utilizado una entrada secreta en cualquier punto de la línea, haya violado el armario telefónico cercano a las instalaciones del Departamento Antidrogas en Bogotá o haya tenido acceso a una central de la empresa de teléfonos.

Si la línea telefónica del Departamento Antinarcóticos de los Estados Unidos es mecánica o binable doble línea el trabajo se le facilitó. Pero si la línea es computarizada, lo más posible es que haya tenido que invertir un par de horas más en el trabajo, debido a la complejidad de cables.

Y aunque muy seguramente la DEA, al igual que el DAS, La Fiscalía, la Policía, los ministerios, las grandes industrias y hasta los libretistas de televisión, cuentan con aparatos para detectar si sus líneas están pinchadas , el sofisticado espía tuvo que haber utilizado un anti virus o aparato para evitar que la interceptación se detecte.

Estos detectores de líneas intervenidas se llaman Phones Gards y su precio en Colombia es de aproximadamente 30 mil pesos. Sin embargo, su acción queda neutralizada si se utiliza un estabilizador de ruidos y vibraciones.

En caso contrario, después de detectar la interceptación, una especie de minicomputador analizadores telefónicos cuyo precio oscila entre 5 hasta 40 millones de pesos en menos de tres minutos indica la distancia aproximada desde donde se está interceptando el teléfono.

Estos aparatos son fabricados por lo general en Israel, Estados Unidos y Francia y se comercializan exclusivamente entre entidades del gobierno.

Los técnicos y especialistas aseguran que cuando un teléfono se intercepta utilizando una par (salidas de la línea) ubicadas en la central telefónica, por lo general se debe contar con la complicidad de un miembro de la empresa de Teléfonos, tal como sucedía en Cali, en donde el cartel tenía intervenidas líneas de oficinas públicas, de estamentos de seguridad y casas de familia.

Según informaciones recogidas por una empresa privada de seguridad, pagarle a un empleado o ex empleado de las empresas de teléfonos cuesta 50.000 pesos.

Este empleado va directamente a las cajas o armarios donde están las líneas, coloca una grabadora y listo, el trabajo está hecho. O de pronto, toma la línea y la conecta de una central a otra, digamos que la transporta hasta el sitio final donde se espera escuchar la conversación. La prolongación de la línea telefónica puede llegar a costar hasta 500.000 pesos.

En una firma privada de seguridad cuentan que en una ocasión encontraron en un solo armario dos grabadoras y explican que estas cajas son muy vulnerables.

Sin embargo, el gerente encargado de la Empresa de Teléfonos de Bogotá le dijo a EL TIEMPO que por este concepto no existe ninguna investigación administrativa en curso a empleados de la entidad aunque desconoce si en la Fiscalía se adelante algún proceso por este delito.

Recontraespionaje El grado de espionaje es tal, que hace cuatro años la Policía Nacional detectó una grave fuga de información de los grupos de inteligencia y antinarcóticos, que se estaba realizando a través de un sistema de chuzado . Debido a ello, varios operativos en contra de narcotraficantes se frustraron.

En efecto, luego de varios meses de investigación, los mismos operarios que adelantaban la interceptación en la entidad, de manera oficial, tuvieron que rastrear el cableado que salía desde la central telefónica de la Ciudad Universitaria hasta las instalaciones de la sede de la Policía Nacional en Bogotá. Se pudo comprobar que los delincuentes llegaron a la red subterránea por las que pasan los cables y de allí sacaron las derivaciones de los teléfonos oficiales.

De acuerdo con la versión de uno de los operarios, eso parecía como una cirugía con soldaduras de plomo, en medio de tanto cable .

Expertos como estos existen en la mayoría de estamentos del Gobierno y son los encargados de hacer la contrainteligencia vigilancia interna.

Según un detective del DAS, varios miembros de la institución han sido destituidos gracias a las labores de contraespionaje , pero también se han frustrado acciones de la delincuencia común y del narcotráfico, gracias a la interceptación de líneas. Según esta misma fuente, actualmente existen 80 líneas oficialmente chuzadas en Bogotá, aproximadamente.

El DAS, por ejemplo, cuenta con aparatos de grabación que consignan simultáneamente hasta 24 llamadas durante 360 minutos (más de 100 horas). Anexo a la grabadora hay una pantalla en la que aparece la hora de la llamada y el número telefónico desde donde se marca.

Los dos últimos números del teléfono indican si es una línea privada o un teléfono público y los dos primeros señalan si es un aparato mecánico o digital e indican el sector de donde proviene la llamada. La localización finaliza a través de un listado maestro en donde está consignada la dirección del inmueble y el nombre del propietario.

Los celulares y los radios de VHF (utilizados por la guerrilla) se interceptan por medio de goniometría radial o triangular, que además de grabar la llamada, determinan coordenadas dando una ubicación aproximada.

Los fax y los beeper no se interceptan sino que se gemelean . Es decir, se sacan derivaciones a través del cableado, desde donde se reciben los mismos fax o mensajes que se envían al suscriptor.

Chuzar una línea o detectarla puede costar entre cien o un millón de pesos, dependiendo de la entidad o de la persona.

Pero el verdadero negocio, según un investigador privado consultado por EL TIEMPO, está en la venta de la información misma. Existen organizaciones encargadas de grabar infinidad de conversaciones que después venden a sumas muy altas para chantajear .

Otras formas de espiar Transmisores construidos en portafolios Estos transmisores miniatura están ocultos en un portafolio de piel de alta calidad. La agarradera del portafolio es el interruptor. Para activar el transmisor se baja la manija. El micrófono está oculto detrás del comportamiento de la combinación del portafolio.

Transmisor telefónico microprocesador Monitorea ambos lados de la conversación desde cualquier aparato telefónico conectado a cualquier sistema telefónico micro procesador sin causar interferencia electrónica. Cuando una línea ha sido pedida o cuando el aparato telefónico es descolgado el transmisor se activa automáticamente y opera hasta seis segundos más después de colgar. El transmisor de apaga si hay periodos de silencio prolongado y se reactiva cuando la conversación continúe. El transmisor puede ser colocado en cualquier parte del aparato telefónico.

Serie de transmisores para teléfono de cuarzo Automáticamente transmite ambos lados de la conversación telefónica. Es fácil de instalar dentro del aparato telefónico o a lo largo de la línea. Las frecuencias cristalizadas aseguran la estabilidad de la transmisión de manera excepcional.

Juego de lapiceras Puesto encima de su escritorio, este aparato lo alertará sobre la existencia de algún equipo que esté transmitiendo su voz a algún escucha externo. Con este diseño único el aparato puede utilizarse en su casa, oficina o sala de conferencia.

Publicación
eltiempo.com
Sección
Otros
Fecha de publicación
8 de octubre de 1995
Autor
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