Reza el adagio popular "Del ahogado el
sombrero" y como todos los dichos de éste tipo, éste también está lleno de
sabiduría.
Hace aproximadamente 3 años Juan Manuel Santos se
embarcó en una difícil y arriesgada empresa, seguramente asesorado por su
hermano comunista Enrique Santos y su asesor estrella para estos temas,
Sergio Jaramillo. Y con seguridad embelesado ante la idea de saciar su propio
ego y vanidad con un premio Nobel de la Paz. Fue así como el actual mandatario
se mandó de bruces a un proceso de Paz que le prometía la gloria para él mismo
sin importarle un ápice la suerte del país o la voluntad de quienes fueron sus
electores, que votaron confiados en que Santos sería la continuación de 8 años
de gobierno exitoso, con mano firme y corazón grande.
Si bien todos los conflictos, como el nuestro,
inevitablemente deben terminar en diálogos y desmovilización, nuestro
presidente no pudo contener la ansiedad de pasar a la historia como el
presidente que logró la paz en Colombia (o por lo menos la firma de un papel
que así lo diga, independiente de que nosotros sepamos que el papel aguanta
todo), y a mi juicio escogió mal el momento para iniciar esta clase de
acercamientos, pero peor aún fue hacerlo sin aplicar los “inamovibles” que el
mismo Santos anunció en su discurso de posesión, y que no sabemos en qué
momento dejaron de ser fundamentales para iniciar cualquier proceso de paz.
Este proceso de paz está condenado al fracaso por
la sencilla razón de no contar con el respaldo de la gran mayoría de
colombianos, que vemos en él atropellados nuestros legítimos derechos de exigir
un mínimo de justicia para quienes históricamente han infringido la ley y
continúan haciéndolo de manera descarada, mientras posan de mansas palomas en
La Habana. El proceso de paz no tiene futuro mientras las FARC no reconozcan
sus crímenes de lesa humanidad, no entreguen sus rutas de narcotráfico, no
devuelvan la totalidad de los secuestrados y
niños reclutados a la fuerza y entreguen los mapas de los campos minados
y reparen muchos otros daños que han hecho. Por el contrario, ellos quieren que
se haga una Constituyente para definir cómo deben ser las leyes en este país y
quieren dictarnos doctrina sobre el campo en el que sólo han sabido sembrar cultivos
ilícitos y minas antipersona.
Sea dicho en palabras concretas, este proceso de
paz es un fracaso cantado. Al iniciar las negociaciones del segundo punto de la
agenda (sin que el país conozca aún las conclusiones del primer punto) se entra
en la etapa de negociación de la participación política de las FARC, con esto
los diálogos han entrado en terrenos complicados, arenas movedizas en las que
se hace bastante difícil y agotador avanzar. Con ese estancamiento Santos
empieza a ahogarse en su deseo de ser reelegido en 2014 y ve cómo su principal
“caballo de batalla” se está quedando sin aliento.
Pero para quien se ve naufragar siempre habrá un
salvavidas, de forma inesperada las FARC han dialogado con el ELN y ahora éstos
quieren hacer lo propio con el gobierno. Al parecer no estamos muy lejos de
iniciar unos diálogos con este grupo guerrillero con lo cual Santos seguramente
pensará que puede revivir la esperanza popular y subir de nuevo su popularidad,
que viene en picada, para lograr una reelección.
En mi forma de ver, el pueblo ya no le cree a
Juan Manuel Santos, quien se ha encargado de prometer tantas cosas y no cumplir
ninguna, y mucho menos a los diálogos
con los terroristas que no han traído nada bueno para el país, pues Colombia ha
sentido como en estos últimos años se ha recrudecido la violencia.
Sin embargo, para mí, Santos podría tener una
última opción para retirarse del ruedo por lo menos con algo de prestigio.
Sabiendo ya que los principales líderes del ELN se quieren reunir con el
gobierno, podría también enviarlos a Cuba. Qué bueno sería tener a los más
“destacados” líderes de las FARC y el ELN en Cuba y una vez cumplida esa misión,
dar por terminados los diálogos con este par de grupos terroristas y dejarlos
allá dónde los quieren tanto y dónde se sienten tan cómodos y, acto seguido,
extremar controles e inteligencia para que estos Narco-Terroristas NUNCA MAS
regresen a Colombia y no se les dé la oportunidad de volver a pisar territorio
Colombiano, como quien dice “Del Ahogado, el Sombrero”
¿Ud. cree que a juanma se le hubieran ocurrido esos "diálogos" de no haber sido capturado santoyo, el escolta del salgareño? Todo esto no es más que una distracción mientras se le echa tierrita a la cuestión paraca. Lo que nos quieren hacer parecer como oposición por descontento, es parte del plan; en consecuencia, vayamonos preparando para ver el paulatino y sistemático apagamiento de intensidad dialogante, hasta que, después de elecciones, y cuando ya no sean menester, juanma salga en la tv. "furiosísimo" (como andresito) danto por concluidas las negociaciones.
ResponderEliminarquienes no se preocupan por conocer la realidad del pais en que vivimos, quienes no se preocupan por conocer la dinámica de los grupos violentos dedicados a secuestro y narcotráfico estan condenados a repetir lo que los medios le muestran y le dicen. los grupos violentos como las farc no les importa la paz, ellos quieren refundar la patria en donde ellos sean los comandantes de un pueblo sumido en la ignorancia, no habra paz bajo esos terminos si tenemos en.cuenta que.el.70% o mas de la poblacion colombiana no cae en la retorica socialcomunista la mayoria de nosotros creemos en un pais pujante, ttabajador en donde quien quiera progresar debera ser util y productor no un zangano pegado de los recursos estatales. asi mismo la paz debe llegar de la mao con justicia, quien se demuestre ha cometido delitos de lesa himanidad debe pagar con carcel y no con el viejo cuento de que auribe es paraco, si lo es pues que la justicia lo demuestre y tambien pague con carcel pero no es la retorica mamerta de acudir a la calumnia para deslegitimar el liderazgo de una gran personalidad de la vida nacional
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